Política
“rasca”
Esta
mañana oímos a cuatro políticos activos definiendo sus respectivas posiciones.
Es
sorprendente constatar, una vez más, que nos existe una definición que
contemple una estructura que es básica
para conformar un sistema de ideas y de propuestas que permitan conocer cual es
la solución que se propone para gobernar.
Un
programa, cualquier programa, debe contener algunas definiciones claras:
1.-
Diagnóstico, es decir una exposición clara y cinéticamente comprobada de los
problemas que la sociedad tiene es decir, que no basta una emocional referencia
sobre los males que existen en salud, educación, viviendas, capital cultural,
ineficiencia del Estado, es necesario dar a conocer cuales son estas
deficiencias, como se presentan tanto en su extensión como en su composición en
el cuerpo social; debe, esta definición, ser realista y fundamentada.
2.-
Proponer en el orden del “deber ser” los objetivos que se pretenden alcanzar
con las soluciones que las respectivas
doctrinas proponen para solucionar los problemas diagnosticados, Pej.:
si se comprueba que hay desigualdad en
la etapa de diagnóstico, en esta debería definirse cual es la igualdad que se
propone logar al aplicar el pensamiento doctrinario de las distintas opciones,
es decir no se puede seriamente proponer “matrimonio igualitario” sin expresar
de que se trata esta solución, lo mismo en todas las materias que conforman las situaciones objetivas
diagnosticadas. Este “deber ser” no puede una conjunto de afirmaciones
generales inarticuladas y ser solamente un sistema de pensamiento que es, de
suyo, un camino al desastre.
3.-
La política o, más bien, las políticas, que consiste en las medidas a
implementar para conducir a la nación desde lo diagnosticado a las metas
propuestas.
Esta
tercera fase de un programa debe estar
determinada por una demostración de factibilidad social, económica y política:
demostrar lo que es posible lograr con los recursos humanos, financieros y
estructurales que tiene la sociedad sobre la que se aplicará el actuar
político, se debe demostrar lo que es
posible lograr con la aplicación de las doctrinas que determinan la propuesta
programática.
Nada
de esto se ve hoy en las propuestas presidenciales:
La
candidatura del ex presiente es la más seria por la racionalidad de su
propuesta. La del senador es de una vaguedad insoportable.
La
campaña, tanto en su primera vuelta como en esta, se abocó a atacar, denigrar a Sebastián
Piñera; no se le dejaba hablar, se hurgó en su vida y en el de su familia
utilizando las más sucios y, casi repugnantes, mentiras o hechos esgrimidos por
los dos periodistas de CNN en el programa de ese canal.
Esto
no es político, es linchamiento, es agresión infame, es degradante para la
política.
El
único programa con un diagnóstico, una propuesta doctrinaria y soluciones
factibles, ha sido atacado vilmente precisamente para que no se conociera su
programa.
En
resumen, descripción de problemas y demandas demagógicas. Todo al voleo.
Julio
Bazán A.
26
de noviembre de 2017.
PS.
Que pena da la DC.
JBA
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