Trampa
para La Araucanía.
Para
quienes hemos presenciado y sufrido la incapacidad de algunos de los gobiernos,
o la culpable complicidad de otros, para enfrentar con seriedad los graves y
complejos problemas de La
Araucanía , debemos tener una nueva y desconocida sensación y
sorpresiva esperanza de que, ahora sí, hay un gobierno que ha tomado la
decisión de resolverlos utilizando todos los medios factibles que se tienen.
El
Sr. Ministro de Desarrollo Social, en pocos meses, ha demostrado capacidad para
asumir tan difícil compromiso.
Sus
visitas a la zona acompañando y coordinando a ministerios
sectoriales para enfrentar la realidad, bastante dramática, que han vivido
durante largos años los habitantes de esta zona, requiere de una colaboración
de todos para que tenga éxito.
El
solo no puede hacerlo. El conocimiento de personas y grupos de personas que ye
tiene demuestra que sigue un camino promisorio.
Desgraciadamente
hay un fenómeno psicosocial que tiene, por sí solo, la potencialidad de
entrampar este notable cambio del Estado chileno; este fenómeno es la
implantación en la sociedad chilena de una “conciencia colectiva” fabricada, en
que la visión de la izquierda, especialmente del Partido
Comunista, han manipulado sus propias visiones de la realidad, inoculada esta
conciencia colectiva en todos los niveles de nuestra sociedad.
Existe
hoy una adhesión ciega e inconsulta para tratar la situación
de La Araucanía ,
constituyendo una especie de verdad irrefutable sus propias e infundadas
afirmaciones.
Esta
situación no es solo la del ciudadano corriente, es también la de
políticos que no reaccionan porque creen que “el pueblo” no los
respaldaría al asumir posturas en contra de estas pseudo verdades, lo
que me consta personalmente. Los periodistas son, en general, víctimas y
promotores de esta conciencia colectiva: CNN, el canal 13, TV Nacional, son
activistas conscientes o inconscientes de esta verdadera catástrofe cultural,
que se ha esparcido propalando los contenidos del “Informe de Verdad Histórica y
Nuevo Trato”, en permanente promoción de estos conceptos que poco tienen de
verdad y nada de historia.
Esta
“conciencia” es una espacie de tierra movediza que puede engullir las mejores
intenciones.
Para
enfrentar esta trampa cultural se requiere un sistema de comunicación que tenga
por objetivo relocalizar la conceptualidad, para limpiar el camino de la
aceptación ciudadana necesaria para que las soluciones que se ha propuesto
logren penetrar las conciencias de los chilenos.
Julio Bazan A.
11 de junio, 2018.
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