Nota: esta artículo ya fue publicadi en agisti de 2014
PAZ EN LA ARAUCANÍA.
Esta frase, generalizada, transversal, tranquilizadora, que utilizan todos los sectores que proponen como finalidad
de cualquier acción que se proponga para la región: el logro de la paz.
¿Es la paz un bien en sí mismo? Si, ciertamente, lo es.
Entonces ¿porque ha sido tan difícil lograr la paz en La Araucanía?
La contestación parece sencilla, y por sencilla, o por temor a la verdad, no
se expresa, no se analiza, no se debate; la violencia aumenta, los violentistas
están cada vez mejor entrenados, mejor
equipados, mejor organizados, él Estado cada vez, mas confundido.
Conseguir la paz supone el acuerdo entre la sociedad civil, que comprende a
todos, mapuches o no mapuches, los grupos indigenistas activistas, y el Estado. Cualquiera de estos grupos que no
está disponible para conseguir la paz, destruye los procesos de pacificación.
Para poder dimensionar el problema de La Araucanía es necesario recurrir a una simple definición: la violencia es un medio para conseguir un objetivo. El Objetivo es la creación de un estado autónomo entre al Bio Bio y el Toltén. Es decir, ceder soberanía en un territorio comprendido entre estos ríos y desde la Cordillera de los Andes hasta el Océano Pacífico.
La violencia deliberada y programada es un instrumento para cercenar la continuidad
del territorio nacional.
Generar programas de desarrollo no solo está bien, es necesario, pero hay
que estar conscientes que, por si solos, no aseguran el objetivo de paz.
Hay consenso en que el pueblo mapuche no participa de la violencia de los
indigenistas. Negociar con ellos es posible y, con seguridad, se conseguirán
importantes avances en la integración nacional.
Per no son estos mapuche los que no quieren la paz. Son aquellos que
reivindican la “emancipación”, la “autonomía territorial” (entre al Bio Bio
hacia el sur) del “Pueblo Nación” mapuche.
José Lincoqueo, abogado mapuche escribió a la entonces presidenta electa
Sra. Bachelet:
“…Chile llega hasta la rivera norte del
Bío Bío, que en su inciso final dispone que “...el Bío Bío es la línea
divisoria entre los nuevos hermanos y aliados” , es decir, es la frontera entre
Chile, y Ragko Mapu (Arauco en el idioma español de ustedes los chilenos)”, En una conversación casual con el abogado
José Lincoqueo, sostenida en las oficinas del Archivo General de Asuntos
Indígenas en Temuco, me dijo textualmente: “…si, es cierto que estoy suspendido
del ejercicio profesional, pero solo para representar a terceros, en las
demandas sobre tierras mapuche me represento a mí mismo como copropietario de
todo este territorio junto a mis hermanos mapuche”.
Demás está decir que
el Sr. Lincoqueo es referente intelectual e ideológico de los movimientos
indigenistas.
Héctor LLaitul: El pensamiento emancipatorio de la Coordinadora Arauco-Malleco / Una estrategia de Liberación Nacional Mapuche (Parte I)
<<…la
CAM ha manifestado así su
posición: “Es la restitución de la
autonomía del pueblo Mapuche, el autogobierno,
la construcción de una economía interna,
el control de las relaciones sociales, el
respeto a la cultura y a la
lengua. Hemos comenzado un proceso de
acumulación de fuerzas, proceso necesario para conseguir el
objetivo de la autonomía y posterior liberación”. Entonces,
para mayor comprensión, debemos dejar claro también, que la
CAM no es separatista, no hemos planteado la creación de un Estado separado del
chileno, por tanto la demanda separatista no aparece en nuestro pensamiento y
discurso.
Lo que si se expresa es la demanda
territorial para desarrollar un proceso de autonomía y liberación
nacional. Podría parecer claro que la
demanda de recuperación total del territorio
ancestral abre la posibilidad de una
posición separatista, pero
al respecto no tenemos una posición
definida.>>
Carta del Lonko Catrilanca.
…”En ese contexto, nuestras demandas puntuales para establecer dialogo real
y soluciones concretas son las siguientes
1.- Derechos Territoriales.
a) Devolución del Territorio Mapuche desde el río Bíobío al Sur, a partir
del reconocimiento explicito que el Estado hace sobre su existencia en el
Tratado de Tapihue de (1825) Art. 19”
Las afirmaciones las respaldan en el Parlamento de Tapihue,
al que otorgan categoría de “Tratado Internacional”. Esta afirmación carece
absolutamente de fundamento jurídico
constitucional.
De estas afirmaciones, entre muchas, se puede deducir con certeza quienes
se oponen a la paz en La Araucanía y lo utópico que resultan las declaraciones de
políticos que, con buena voluntad, esperan que los programas de desarrollo que
impulsan pudieran recuperar la paz en zona.
Hemos destacado tres declaraciones que se
refieren a la creación de un Estado Autónomo, haciendo hincapié en la frase “al
respecto no tenemos posición definida”, (refiriéndose a separación del Pueblo
Nación Mapuche con Chile) del documento
de la CAM.”
El núcleo del debate debería ser el tema real de discusión y de búsqueda de
soluciones. El problema radica en saber se los líderes indigenistas están dispuestos
a deponer sus objetivos.
No menos importante es saber si los responsables del Estado chileno están
dispuestos a entregar territorios autónomos al Pueblo Nación Mapuche. Esto es,
nada más y nada menos, ceder soberanía.
Las definiciones deberían explicitarse para saber de que se trata la
búsqueda de la paz en La Araucanía.
Hay que subrayar que lo que ocurre
en La Araucanía no es un “conflicto social”, como livianamente se sostiene, es
conflicto político, de ejercer o no la
soberanía por quienes tienen la obligación de hacerlo.
Julio Bazán A.
2 de agosto, 2014
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