martes, 25 de agosto de 2015

Araucanía, Soberanía Nacional



 

 

Araucanía, Soberanía Nacional


Nota: Ante el recrudecimiento de las agresiones indigenistas en el sur de Chile y a las declaraciones de Héctor Llaitul, dirigente de la CAM, publicadas hoy en el diario El Mercurio, cuerpo C pág. 11, me ha parecido interesente transcribir lo que sigue:
Hoy, 25 de agosto circula un manifiesto en que se convoca a “Funar” la movilización de los camioneros. Convocando para realizar esta amenaza a las 10:00 frente a la moneda el día jueves 27.
Repito artículo publicado el día 27 de mayo.
Les recuerdo a los que leen este Blog que estas conclusiones datan desde el mes de junio de 2011.
jba

LA SITUACIÓN EN EL SUR NO ES DE ORDEN PÚBLICO,
ES DE SOBERANÍA NACIONAL.

CONCLUSIÓN (del libro” Es Mapuche el Conflicto”)
Este libro comienza con una pregunta: ¿Es mapuche el Conflicto?
Parece más que conveniente, indispensable, dar una contestación a esta cuestión.
Lo primero es afirmar categóricamente que en la Araucanía hay un conflicto, un gran conflicto que ha sembrado el terror en los habitantes de la zona. Un conflicto que los sucesivos gobiernos no han podido resolver en los años transcurridos desde 1989. Y que hay un problema de pobreza campesina de enormes proporciones. Un problema que tiene que ver con la incapacidad nacional de integración multisectorial.
El Conflicto en la Araucanía no es  Mapuche, no es de mapuches.
Hemos definido el universo que conforman los mapuche en Chile y en la Araucanía basados en las encuestas de población del INE. Hemos analizado la extensión, profundidad y vigencia de la “Cultura Mapuche”. También se ha mostrado la trayectoria del conflicto en base a la historia que ha quedado plasmada en la prensa, en los testimonios de agricultores, gremios, campesinos indígenas y no indígenas de la zona.
Ninguno de estos análisis nos lleva a concluir que los mapuche tienen un conflicto con el Estado chileno, como se demuestra en los estudios publicados por el Centro de Estudio Públicos, citados en este libro. Más aún en la contestación a las preguntas ¿Se siente Ud. mapuche, chileno o una mezcla de los dos? Las respuestas son:
 a) En el grupo de alta intensidad 72% se siente chileno.
b) En el grupo de media intensidad el 51% se siente chileno, un 48% se siente mapuche y chileno.
c) En el grupo de baja intensidad el 80% se siente mapuche y chileno.
 De todos los parámetros medidos se deduce un pueblo que se identifica con la chilenidad y sus instituciones.
¿Cuál es el fundamento, entonces, para hablar del “Conflicto Mapuche”?
El origen de la situación conflictiva se encuentra, en Chile, en las organizaciones de orientación marxista que promovieron los partidos correspondientes de esta tendencia para oponerse al Régimen Militar. Luego, con entusiasmo, se unieron los democratacristianos con su comunitarismo utópico. El campo estaba  preparado para la siembra. Fuera de Chile, en Organizaciones Europeas, de EEUU y Canadá sin finalidades claras, vinculadas con gobiernos cuyos finas tampoco se conocen.
Paralelamente, en la década de los ochenta del siglo pasado se produjo un movimiento indigenista creciente y sumamente agresivo en el ámbito internacional. Fue  el abono para la siembra.
Al llegar al poder los partidos de la Concertación ya existían dirigentes indigenistas, algunos de ellos auténticamente indígenas, otros solamente agitadores izquierdistas. Por otra parte intelectuales de izquierda se dedicaban a descalificar lo que llamaron “historia oficial”, dándose a la tarea de escribir historias de los mapuche, que se sustentan en narraciones de ancianos y análisis antropológicos, de dudosa seriedad científica.
En este ambiente el Presidente Aylwin promueve y promulga la ley 19.253 que parte de supuestos indigenistas y que, una vez promulgada, genera y exacerba aspiraciones imposibles de cumplir. Esta ley, como se ha demostrado, se enlaza con el Convenio OIT 169, y otras disposiciones legales y administrativas, ha sido la creación izquierdista para realizar acciones reivindicativas de tierras y de objetivos políticos como la autonomía de los “pueblos originarios” que rayan en una desbocada demencia.
Hay un conflicto en el sur de Chile. Provocado por la irresponsabilidad de los políticos, por la instigación de los ideólogos indigenistas, por potencias extranjeras, por ONG internacionales cuyos propósitos no están claros y por la apetencia de tierras de personas a las que la ley les ha creado una institucionalidad que ha activado la violencia que las autoridades no han sabido o no han querido controlar.
Conflicto existe, pero no es mapuche.
“Conflicto Mapuche” es un buen titular de prensa, es identificatorio: es la contribución de la prensa a la agitación irresponsable.
Un problema grave existe, pero es el creado por la utilización de la pobreza de compatriotas desde la agitación inmisericorde; por el terrorismo al que se responde con temor y diálogos que desprestigian la autoridad del Estado.
Un problema existe, es el problema generado por la ideologización de unos y la irresponsabilidad para legislar de otros.
No les endosen a los naturales de estas  tierras acciones que no les son propias. No los engolosinen con “tierras ancestrales” que son una utopía de intelectuales añejándose en una lucha  de clases en que los indígenas son los oprimidos y los chilenos los opresores. O el botín de intereses extranjeros, como lo avizorara Cornelio Saavedra en 1870.
El respeto por la persona humana, que debe ser el principio y fundamento de toda política pública, debe guiar a los gobernantes para que los pobres salgan de la pobreza, para que los incultos accedan a la cultura de la información.
Que a nadie se le haga creer que su solución vital está encadenada a 5.5 hectáreas de tierras en razón de una supuesta cultura que solo los indigenistas buscan mantener o inventar porque les reporta enromes ventajas económicas y de todo orden. O al utópico, o sedicioso, dominio autónomo de la Araucanía.
El Conflicto no es Mapuche, es la utilización perversa de los mapuche por políticos que por la vía legislativa generaron condiciones para el conflicto, por los ideólogos izquierdistas y los activistas indigenistas, nacionales e internacionales, que hicieron uso de estas condiciones  para conseguir propósitos que, algunas veces se explicitan,  otras se ocultan, perdiéndose en la verborrea de sus patrocinadores y en los laberintos infranqueables de las ONG que apoyan a estos activistas. También por los gobiernos, incapaces de enfrentar este grave problema con el ejercicio de la  autoridad, que no es un privilegio, sino una responsabilidad ineludible.
Se dice por muchos que uno de los más graves problemas del futuro inmediato será el control sobre el  agua, nuestro sur tiene una de las mayores reservas de agua del mundo; el futuro próximo de la vida económica mundial, por otra parte,   está en la cuenca del Océano Pacífico, las costas de Chile, su borde costero, es una plataforma excepcional para generar enclaves para la pesquería y el comercio en el Pacífico.
El mundo está presenciando nuevas formas de imperialismo: sin control territorial directo, pero controlando a quienes tienen el poder sobre ciertos territorios. ¿Será Chile un objetivo de este nuevo imperialismo?  



No hay comentarios:

Publicar un comentario