martes, 9 de julio de 2019

Instituto emblemático.


Instituto emblemático.

Sin duda el Instituto Nacional es hoy más emblemático que nunca, todo el desorden, la carencia de análisis, los atropellos a la autoridad, la falta de seriedad de los apoderados, el uso de armas incendiarias, la brutal insolencia de muchachos que, teóricamente, están estudiando, la falta de respaldo a carabineros para que atrapen a los delincuentes que en ese establecimiento estudian, es una perfecta síntesis de lo quier ocurre en Chile.
Pareciera que nadie se percata que los jóvenes que están provocando desmanes, lanzando bombas molotov, insultando a parlamentarios, son un reflejo de la decadencia social a la que hemos sido arrastrados.
Me niego a pensar que las reacciones, que los comportamientos que hemos visto, en forma permanente y orquestada, de estos vándalos sea solo una reacción espontánea de niños y adolescentes  que buscan un mejoramiento de las mallas curriculares, me niego a aceptar que algunos  padres y apoderados respalden a sus hijos que se están formando, aparentemente, para ser delincuentes mas que para ser ciudadanos ejemplares, como lo han sido tradicionalmente los “institutanos”.
Se podrá decir que son pocos, que son infiltrados, que son niños luchando para mejorar la educación pública, no es así, ni cubrirse el rostro, ni paralizar las clases, ni escupir a los parlamentarios, ni insultar al rector el denigrar al Alcalde Alessandri, conseguirán tan sanos objetivos, conseguirán solamente causar un daño irreversible a aquellos alumnos que ingresaron al Instituto para formarse preparándose para ser mejores personas y mejores ciudadanos.
Me permito sostener que todo lo que ocurre en el Instituto es parte de una estrategia de demolición brutal a nuestras formas de vida.
No se puede dejar solo al Alcalde, la transformación del Instituto en un nido de delincuentes es un problema de características catastróficas, más que un terremoto, más que un tornado más que Tsunami.
Se está destruyendo la esencia de nuestra nacionalidad.

Julio Bazán A.
9 de julio, 2019.





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