sábado, 2 de agosto de 2014

Paz en La Araucanía



PAZ EN LA ARAUCANÍA.

Esta frase, generalizada, transversal, tranquilizadora, que utilizan  todos los sectores que proponen como finalidad de cualquier acción que se proponga para la región: el logro de la paz.
¿Es la paz un bien en sí mismo? Si, ciertamente, lo es.
Entonces ¿porque ha sido tan difícil lograr la paz en La Araucanía?
La contestación parece sencilla, y por sencilla, o por temor a la verdad, no se expresa, no se analiza, no se debate; la violencia aumenta, los violentistas están cada vez mejor entrenados, mejor  equipados, mejor organizados, él  Estado cada vez, mas confundido.
Conseguir la paz supone el acuerdo entre la sociedad civil, que comprende a todos, mapuches o no mapuches, los grupos indigenistas activistas,  y el Estado. Cualquiera de estos grupos que no está disponible para conseguir la paz, destruye los procesos de pacificación.

Para poder dimensionar el problema de La Araucanía es nececesario  recurrir a una simple definición: la violencia es un medio para conseguir un objetivo. El Objetivo es la creación de un estado autónomo entre al Bio Bio y el Toltén. Es decir, ceder soberanía en un territorio comprendido entre estos ríos y desde la Cordillera de los Andes hasta el Océano Pacífico.

La violencia deliberada y programada  es un instrumento para cercenar la continuidad del territorio nacional.
Generar programas de desarrollo no solo está bien, es necesario, pero hay que estar conscientes que, por si solos, no aseguran el objetivo de paz.
Hay consenso en que el pueblo mapuche no participa de la violencia de los indigenistas. Negociar con ellos es posible y, con seguridad, se conseguirán importantes avances en la integración nacional.
Per no son estos mapuche los que no quieren la paz. Son aquellos que reivindican la “emancipación”, la “autonomía territorial” (entre al Bio Bio hacia el sur) del “Pueblo Nación” mapuche.
José Lincoqueo, abogado mapuche escribió a la entonces presidenta electa Sra. Bachelet:
“…Chile llega hasta la rivera norte del Bío Bío, que en su inciso final dispone que “...el Bío Bío es la línea divisoria entre los nuevos hermanos y aliados” , es decir, es la frontera entre Chile, y Ragko Mapu (Arauco en el idioma español de ustedes los chilenos)”,  En una conversación casual con el abogado José Lincoqueo, sostenida en las oficinas del Archivo General de Asuntos Indígenas en Temuco, me dijo textualmente: “…si, es cierto que estoy suspendido del ejercicio profesional, pero solo para representar a terceros, en las demandas sobre tierras mapuche me represento a mí mismo como copropietario de todo este territorio junto a mis hermanos mapuche”. 
Demás está decir que el Sr. Lincoqueo es referente intelectual e ideológico de los movimientos indigenistas.

Héctor LLaitul: El pensamiento emancipatorio de la Coordinadora Arauco-Malleco / Una estrategia de Liberación Nacional Mapuche (Parte I)

<<…la CAM  ha manifestado  así  su  posición:  “Es  la  restitución  de  la  autonomía  del  pueblo Mapuche,  el autogobierno,  la  construcción  de  una  economía  interna,  el  control  de  las  relaciones sociales,  el  respeto  a  la  cultura  y  a  la  lengua.  Hemos  comenzado  un  proceso  de acumulación de  fuerzas, proceso necesario para  conseguir el objetivo de  la autonomía  y posterior  liberación”. Entonces, para mayor  comprensión, debemos dejar  claro  también, que la CAM no es separatista, no hemos planteado la creación de un Estado separado del chileno, por tanto la demanda separatista no aparece en nuestro pensamiento y discurso.
Lo que si se expresa es la demanda territorial para desarrollar un proceso de autonomía y liberación  nacional.  Podría  parecer  claro  que  la  demanda  de  recuperación  total  del territorio  ancestral  abre  la  posibilidad  de  una  posición  separatista,  pero  al  respecto  no tenemos  una  posición  definida.>>

Carta del Lonko Catrilanca.
…”En ese contexto, nuestras demandas puntuales para establecer dialogo real y soluciones concretas son las siguientes
1.- Derechos Territoriales.
a) Devolución del Territorio Mapuche desde el río Bíobío al Sur, a partir del reconocimiento explicito que el Estado hace sobre su existencia en el Tratado de Tapihue de (1825) Art. 19”
Las afirmaciones las respaldan en el Parlamento de Tapihue, al que otorgan categoría de “Tratado Internacional”. Esta afirmación carece absolutamente de fundamento, así  está ampliamente refutada en el libro ¿Es Mapuche el Conflicto? 
De estas afirmaciones, entre muchas, se puede deducir con certeza quienes se oponen a la paz en La Araucanía y lo utópico que resultan las declaraciones de políticos que, con buena voluntad, esperan que los programas de desarrollo que impulsan pudieran recuperar la paz en zona.

Hemos destacado tres declaraciones que se refieren a la creación de un Estado Autónomo, haciendo hincapié en la frase “al respecto no tenemos posición definida”, (refiriéndose a separación del Pueblo Nación Mapuche con Chile)  del documento de la CAM.”

El núcleo del debate debería ser el tema real de discusión y de búsqueda de soluciones. El problema radica en saber se los líderes indigenistas están dispuestos a deponer sus objetivos.
No menos importante es saber si los responsables del Estado chileno están dispuestos a entregar territorios autónomos al Pueblo Nación Mapuche. Esto es, nada más y nada menos, ceder soberanía.
Las definiciones deberían explicitarse para saber de que se trata la búsqueda de la paz en La Araucanía.
Hay que subrayar  que lo que ocurre en La Araucanía no es un “conflicto social”, como livianamente se sostiene, es conflicto político, de  ejercer o no la soberanía por quienes tienen la obligación de hacerlo.

Julio Bazán A.
2 de agosto, 2014


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