El Show de Espina III
Del documento del senador Espina:
<<…uno de cuyos mandatos será hacer un catastro y delimitar las
tierras que el Estado de Chile debe al pueblo Mapuche. Para ello, deberá oír
las reivindicaciones territoriales de las comunidades y sus fundamentos
históricos y legales; como asimismo de los agricultores, parceleros y
emprendedores forestales, recopilará la información que juzgue necesario y
determinará los límites que corresponda restituir.>>
Este tipo
de afirmaciones son, precisamente, las que permiten a los indigenistas exigir
territorios para el “Pueblo Nación Mapuche”. En efecto, el senador reconoce
derechos “territoriales” sin dejar margen alguno para buscar y encontrar la
verdad histórica y jurídica de las demandas indigenistas. Al decir “recopilará
le información…y determinará los limites que corresponda restituir” (curiosa frase que no define el objeto cuyos limites corresponda definir, un castellano que se ha
paseado por las oficinas de los más importantes personajes de Chile) acepta implícitamente que hay que restituir, esto es, conforme a las dos primeras acepciones de la RAE para
restituir : . 1.-Volver
algo a quien lo tenía antes.2.-. Restablecer o poner algo en el estado que antes tenía. Resulta que
toda la evidencia histórica y jurídica no avala esta temeraria suposición del
Sr. Espina. Pero la fuente de estas afirmaciones está en los documentos
generados por la Concertación, tanto en el programa del Sr. Aylwin como en las
legislaciones. La izquierda nacional e internacional se caracteriza por la
reinvención de la historia., en este caso desconocen deliberadamente la
existencia y los efectos del DL 2.568 siguiendo la línea de la Comisión Aylwiwn.
Aceptar estas historias reinventadas con una facilidad que
revela lo menos, falta de análisis y
de seriedad y, a lo mas, intencionalidad torcida.
Todo hace suponer que su fuente de información
proviene de la “Comisión
de Verdad Histórica y Nuevo Trato”, mamotreto que no creo que haya leído y que,
si lo ha leído, no lo ha analizado. Esta comisión tenía un componente Premio Nacional
de Historia, don Lautaro Núñez, arqueólogo del norte; ni un solo historiador
de la Academia
Chilena de la
Historia. El resto puros indigenistas ideologizados. En todo
caso la comisión también la integró Felipe
Larrain, ex ministro de Hacienda, quien
emitió un lapidario informe de minoría sobre las distorsiones históricas
contenidas en el Informe Final.
La realidad, por su
parte, comienza a emplazar a Espina: la violencia en La Araucanía no solo no se
aplaca, recrudece, se reafirma, se extiende, los camioneros han sido y son hoy
las víctimas, pero a no equivocarse, los agricultores de toda la zona están
comprendidos en las demandas
territoriales, los pequeños agricultores viven atemorizados, sino aterrorizados.
Los grandes, al “aguaite” de lo que pasará.
Las autoridades
califican la situación en La Araucanía de “conflicto social” como si fuera una
huelga de los empleados fiscales pidiendo aumento de sueldo. Nada se le oye al
Sr. Espina sobre esta definición, el está colaborando para el éxito del
alcalde, el que preguntó si se detendría una toma mostrando un “papelito”
(escritura de dominio) para evitar una toma, ¿será amenaza o advertencia? Doce
años de parlamentario y no sabe nada de lo que realmente pasa en la zona que
representa, o no quiere saberlo.
Dada la realidad
que se está viviendo en la zona, cabe preguntar si de las 120 reuniones
sostenidas con las “fuerzas vivas” se propuso siquiera una tregua en que
participaran los indigenistas para encarar el problema de la paz en una
ambiente pacífico.
Todo lo analizado
puede derivar en reuniones entre los que están de acuerdo en casi todo, pero
sin la concurrencia de quienes non están de acuerdo en renunciar a sus demandas
de emancipación y autonomía, como se ha dicho en el artículo anterior de este
análisis, no se logrará la paz deseada por todos.
El video de
respaldo a Espina es de una ingenuidad angelical, sin sustancia: “queremos la paz en La Araucanía”, ¡bravo!
todos de acuerdo, viva Espina…sin evaluar que estaban siendo utilizados por un
típico político.
Es necesario
restablecer la verdad, tarea difícil por la infiltración conceptual y los
supuestos falaces como los sostenidos en el documento de Espina, mas de veinte
años de concientización orquestada y vociferada por los medios de
comunicación, financiados por organismos extranjeros cuyos
objetivos no se conocen. Si a esto sumamos la inercia, casi bovina, de
dirigentes de la zona y el temor de sus representantes por el enorme poder
político de la izquierda gobernante la tarea se dificulta.
Una reminiscencia
histórica: los persas, amos del mundo, atacaron a los griegos. Sus fuerzas
tenían una superioridad incalculable. Pero trescientos espartanos comandados por Leónidas,
detuvieron a los cientos de miles de persas en el paso de las Termópìlas, por
su parte, Temístocles derrotó, en la batalla naval de Salamina, a la poderosa armada persa con una flota
sumamente inferior (480 A.C.).
Ni Leónidas ni
Temístocles ni los espartanos se escudaron en su inferioridad numérica para
salvar a Esparta y la soberanía de Grecia.
Julio Bazán A.
4 de octubre, 2014
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